El caso de Eduard Sanz García del ayuntamiento de Esplugues de Llobregat y su persecución a medios de comunicación locales es algo inaudito y triste. Que en pleno siglo XXI se siga persiguiendo a medios de comunicación por seguir oscuras ordenes políticas nos da un barómetro de la baja honradez y transparencia de los que gobiernan las instituciones públicas en España.